Esta mañana el pleno del Parlamento Europeo ha votado las enmiendas a la reforma exprés de la directiva MiFID en cuanto a requisitos de información y gobernanza de productos financieros y la limitación de posiciones, que se propuso como una respuesta para incrementar las inversiones en el contexto COVID-19. Dentro de esta reforma, la Comisión propuso modificar el régimen según las cuales los contratos de derivados de productos básicos están sujetos a derechos de informes y límites de posición, que evitan la especulación con dichos productos en los merados financieros, para excluir los derivados de productos básicos del sector de la energía. El grupo Verde, conjuntamente con la Izquierda Unitaria y el grupo S&D presentaron enmiendas para evitar la reforma parcial de este régimen, que podría incrementar la especulación en el sector, tal y como ocurrió en el período 2009-2011, cosa que motivó su estricta regulación. La reforma de MiFID en el contexto COVID-19 se completa con reformas parciales de la Directiva de folletos, CRR y titulizaciones.
Sobre ello, Ernest Urtasun, eurodiputado de Catalunya en Comú, vicepresidente del grupo Verdes/ALE en el Parlamento Europeo y ponente en la sombra de la reforma de MiFID, ha comentado:
“Utilizar un drama humano, social, económico y sanitario como el COVID-19 para desregular el mercado financiero en este contexto es un oportunismo político inaceptable. Esta reforma no ayudará a la recuperación económica en ningún sentido, solo busca desmontar, sin hacer ruido, algunas de las normas financieras más importantes. Lamentamos profundamente que Ciudadanos y el PP hayan votado hoy en contra de mantener normas que evitan la especulación.
Nos parece muy preocupante que en esta reforma de MiFID se modifique el régimen de límites de posición de materias primas en el sector de la energía, diseñada para evitar la especulación. Este régimen se adoptó en el marco de los compromisos contraídos por la UE en el G20, tras la crisis financiera de 2008. No podemos olvidar la crisis mundial de precios de alimentos que llevó a millones de personas al hambre y la pobreza entre 2009 y 2011 y por eso se adoptó este régimen. Se ignora por completo la fuerte interrelación entre los mercados de materias primas: cada vez que ha subido el precio de la energía y el combustible, el precio de los alimentos también ha subido. Además, la Comisión tenía la obligación de hacer una evaluación de impacto para reformar este régimen, y no la ha hecho.
Este cambio en MiFID se añade a otras reformas muy preocupantes en titulizaciones y el reglamento de requisitos de capital. Todos sabemos que el incremento de los productos derivados en los mercados financieros fue el centro de la crisis financiera de 2008, pero ahora la Comisión introduce un tratamiento preferencial a la titulización sintética, en la que la transferencia del riesgo se logra mediante el uso de derivados. Además, la titulación de préstamos morosos recibe un mejor trato en cuanto a requisitos de capital. Estas medidas no ayudan a financiar la economía real y a las familias, solo incrementan el riesgo y la financialización.”