A las 14h30 de este mediodía, Mario Draghi nos ha anunciado las medidas tomadas por el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, reunido esta mañana. La reunión ha creado mucha expectación, dado el proceso deflacionario en el que ha entrado la zona euro (la inflación en mayo ha sido de un raquítico 0,5%) y un crecimiento timidísimo del PIB que comienza a ralentizarse.
Analizamos seguidamente las decisiones:
1) A pesar de que algunas medidas son positivas, la peor noticia es que una vez más el BCE renuncia a desarrollar un programa de expansión cuantitativa (QE, en inglés) como el de la Reserva Federal norteamericana, es decir un programa de compra directa de activos. Aunque Draghi ha dejado la puerta abierta a hacerlo en el futuro, la situación reclama una acción más decidida del BCE para reactivar la economía y reducir el paro, y eso sólo lo puede garantizar un programa tipo QE.
De nuevo, el único mandato del BCE es mantener la estabilidad del crecimiento del nivel de precios alrededor del 2%, una cifra de la que no sólo estamos todavía muy lejos sino que es incompatible con las expectativas de inflación necesarias para estimular un despegue de la inversión. Si queremos salir de esta situación hace falta una política monetaria mucho más audaz que altere substancialmente las expectativas de inflación para romper la espiral deflativa en la que nos estamos sumiendo.
2) Rebaja del tipo de interés del 0,25% al 0,15. Esta es una medida que en estos momentos tendrá poco efecto. Estando como estamos en una Trampa de Liquidez (que se produce cuando los actores económicos prefieren guardar el dinero a la espera de tiempos mejores, paralizando la economía) y faltos de expectativas de inflación, el mecanismo de transmisión de la política monetaria está roto, y la bajada de tipos deja de tener efecto.
3) El BCE ha decidido establecer un tipo negativo para los depósitos de la Banca privada al BCE, que serán a partir de ahora de -0,1%. Esta es una medida positiva que llevamos reclamando desde hace tiempo. ¿Cómo puede ser que hayamos permitido durante tanto tiempo que la banca privada recibiera dinero del BCE y en lugar de revertirlo en la economía real los tuviera paralizados en depósitos del propio Banco Central? Es incomprensible que esta medida no se haya establecido antes.
4) Programa de 400.000 millones de euros que irán a la banca privada para crédito. El programa se conoce como Targeted longer – term refinancing operations (TLTROS), reproduciendo un poco lo que el Banco de Inglaterra puso en marcha hace un tiempo conocido como Funding for lending. Básicamente consiste en que el BCE pone a disposición dinero a la banca a condición de que se revierta en crédito para la economía real. Esta medida es positiva, pero una vez más hay que preguntarse porque ha llegado tan tarde cuando el Banco de Inglaterra tiene un programa similar en marcha ¡desde julio de 2012!
Las condiciones puestas a la banca para la utilización de este dinero son también demasiado blandas. Si bien no se podrán destinar al mercado hipotecario (buena decisión que evitará volver a hinchar burbujas) no se entiende que no se hayan establecido condicionantes de tipo ambiental y social en la concesión de los créditos. Con la urgencia que tenemos en este momento de avanzar hacia la transición energética y hacia una economía baja en emisiones, el BCE debería preocuparse de condicionar en mayor grado el crédito. ¿400.000 millones para qué tipo de actividades económicas?
Genera algunas dudas también los plazos del programa. Se realizarán subastas a partir de septiembre de este año y hasta el 2016, y se deberán devolver el 2018. ¿Qué entidades podrán canalizar el 7% de la cartera de préstamos propia (el volumen máximo de crédito al que se podrá acceder) en un período de sólo tres años? Parece demasiado poco tiempo e impedirá desarrollar proyectos importantes que requieren mayor tiempo de maduración y de mayor alcance, que son también los que puedan tener mayor impacto macroeconómico.
5) Por último, no debemos olvidar que la acción del BCE no resuelve el problema fundamental de la zona euro, como es que los países de la misma zona monetaria viven ciclos económicos distintos. Necesitamos inversión en la periferia de forma urgente. Trasladar capital del centro a la periferia. Y esto sólo lo podemos hacer a través de una fiscalidad europea.
En conclusión, si el BCE hoy ha dado algún paso adelante, de nuevo las medidas llegan tarde y se quedan muy cortas