Salvador Puig Antich fue cruelmente agarrotado el día 2 de marzo de 1974 en la cárcel Modelo de Barcelona. Fue el último prisionero político asesinado por un instrumento medieval terrible.
Salvador tuvo la mala suerte de que mientras estaba ya encarcelado, en noviembre de 1973, ETA mató al almirante Carrero Blanco. Eran unos momentos en los que el Régimen empezaba a tambalearse. Muchas organizaciones democráticas se estaban fortaleciendo. Una manera de dar un golpe de fuerza fue denegarle el indulto.
A Puig Antich se le acusaba de haber matado al policía Francisco Anguas Barragan en un tiroteo en la calle Girona de Barcelona. El proceso estuvo lleno de irregularidades como siempre han afirmado sus abogados Oriol Arnau, Marc Palmés y Paco Caminal. No se pudo demostrar que en el cruce de fuego entre los policías y los militantes del MIL fueran las balas que disparó Puig Antich las que provocaron la muerte de Francisco Anguas. Los abogados consideraron que el valor de la autopsia, tal y como se hizo, era nulo ya que se realizó en una comisaría de policía y por un médico militar.
Todo fue tan rápido que ninguno de los intentos realizados pudo detener la ejecución (manifestaciones en la calle, peticiónes al Presidente de los Estados Unidos, a Olof Palme, al Papa, a Willy Brandt, al Dr. Puigvert). Puigvert confesó años después que cuando llamó al Pardo alegaron que “el Generalísimo estaba durmiendo”.
Mi madre siempre recuerda que el día del entierro Barcelona estaba ocupada por la policía. No dejaron entrar al cementerio, hubo grandes manifestaciones. Muchos, muchos ciudadanos salieron a la calle indignados por la crueldad del caso, la policía respondió brutalmente contra ellos.
Sus hermanas llevan 40 años pidiendo la revisión del caso, y aquí seguimos. Es una locura que tras más de 30 años de democracia ni éste ni otros casos hayan sido revisados. La impunidad con la que pervive el franquismo en España no tiene paragón en ninguna sociedad europea democrática. Peor aún: este país es famoso en el mundo entero por inhabilitar a jueces que persiguen los crímenes del franquismo. Vergüenza.
Además, no existe una política pública de recuperación de la memoria democrática. Tan sólo en la etapa del Tripartito hubo una política destinada a recuperar la memoria de aquellos que lucharon por la libertad en este país, una política vergonzosamente marginada hoy por Convergència i Unió.
A los 40 años de la muerte de Puig Antich debemos reivindicar hoy más que nunca el fin de la impunidad de los crímenes del franquismo y del olvido institucional de lo que fue la lucha democrática. Las vícitimas de la dictadura llevan 35 años esperando.
Si ello sigue sin arreglarse en España lo denunciaremos en Europa por todos los medios. ¿Puede la UE hoy tolerar el desamparo en el que viven miles y miles de familiares que siguen buscando a sus desaparecidos, la impunidad total y absoluta de estos crímenes? El proyecto europeo nació a partir de la derrota y la condena del fascimo criminal. España no puede continuar siendo la excepcion.
Hoy, cuando la izquierda de mi generación reclama poder cambiarlo y discturilo todo, también lo silenciado en el 78, la impunidad criminal del franquismo figura en los primeros puestos de una larga lista. Basta de olvido y de impunidad. Recordar a Salvador hoy es denunciar una anomalía europea que no puede ni debe continuar.
Les aseguro que todo esto se viene conmigo a Bruselas.