El pasado domingo tuve el placer de asistir como invitado a El Objetivo de Ana Pastor dedicado a la última tragedia de Lampedusa. Un programa tan desgarrador como necesario. Ese periodismo tan imprescindible como escaso en nuestro país, especialmente en la actual televisión pública. Lo primero que quiero hacer es felicitar el talento y la dedicación del equipo de El Objetivo, que creo como mucha gente que cuajó uno programa fantástico.
Creo que allí se apuntaron muchas alternativas a la actual política criminal y suicida de los gobiernos europeos. Al hilo de lo que allí comentamos con Gemma Pinyol, Xavier Aldekoa y otros invitados, me gustaría desarrollar aquí algunos de estos puntos, sobre todo ante el mantra habitual de que los que criticamos la actual política de inmigración de la Unión Europea no proponemos nunca soluciones. Aquí van una cuantas.
Refuerzo de la presencia en el mar
En las conclusiones del Consejo, los gobiernos decidieron la semana pasada triplicar las capacidades financieras de FRONTEX y “aumentar sus posibilidades de búsqueda y rescate dentro del mandato de FRONTEX”.
Como ya apuntamos el domingo, la única misión de FRONTEX es el control fronterizo, y sólo actúan en salvamento en caso de emergencia y por obligación de la Ley del Mar, igual que lo haría un buque comercial. Su radio de acción es un tercio de la operación de rescate del programa Mare Nostrum (tan sólo 30 millas, Mare Nostrum iba hasta la costa libia). El mismo Director de Frontex, Frabrice Leggeri dijo justo antes de empezar el Consejo que Frontex no estaba hecho para eso: “Tritón no puede ser una operación de búsqueda y rescate. En nuestro plan de operaciones, no podemos programar acciones proactivas de búsqueda y rescate. Eso no está en el mandato de Frontex”.
Esa diferencia en el mandato importa: la operación de salvamento Mare Nostrum, suspendida el año pasado, rescató durante 364 días a 150.810 personas. Frontex apenas 24.000. Y en los próximos meses deberemos afrontar un problema creciente: los buques comerciales (que han salvado también a miles de personas) empiezan a evitar las rutas de los refugiados para evitar las pérdidas de dinero que implica verse inmersos en una emergencia de rescate.
Alternativas:
1- Poner en marcha una operación específica de rescate del estilo Mare Nostrum, estableciendo una contribución financiera obligatoria por parte de los estados miembros, usando también dos líneas del presupuesto comunitario para financiarlo: la línea de “Asilo, migración e integración” y el “Fondo Europeo de Fronteras Exteriores”. Algunos diputados del Parlamento Europeo hemos calculado que necesitaríamos unos 70 millones de euros para ello, una cifra fácilmente alcanzable entre los 28 y la UE.
2- Dedicar capacidades de Frontex para búsqueda y rescate. Ello implicaría una modificación del plan operativo de Tritón para permitir que los buques puedan ir más allá de las 30 millas. Más allá del rechazo que FRONTEX genera un muchos de nosotros, porque representa en su esencia el fracaso de la política represiva de la UE, la urgencia requiere poner sus medios ya desplegados al servicio de salvar vidas.
3- Usar del artículo 43 del Tratado de la Unión para pedir a las fuerzas navales de los Estados Miembros que pongan capacidades para la búsqueda y el rescate.
4- Derogación de leyes nacionales que sancionan a personas por asistir a personas migradas en el mar, como la ley Bossi-Fini en Italia.
Facilidades de acogida para los refugiados en la UE
Las posibilidades de entrada legales son muy limitadas. El 90% de personas en búsqueda de asilo lo hace en la UE de forma irregular. Los visados normales dados a los sirios han caído de 30.000 en 2010 a prácticamente cero en 2013.
El uso del visado humanitario en la UE es muy limitado, contemplado como una excepción en la regulación de la UE, sólo reconocido por la mitad de los países en casos “excepcionales”.
Han sido aceptadas en la UE según EUROSTAT tan sólo 160.000 solicitudes de más de 626.000 demandas de asilo en 2014, y tan sólo 37.000 en reasentamiento. Cinco estados miembros acogen tres cuartas partes de todos los refugiados. Alemania ha acogido a 40.560, Suecia a 30.650 y España la vergonzosa cifra de tan sólo 1585. ACNUR busca actualmente reasentar a más de 300.000. La cifra de refugiados sirios alcanza ya los 3,9 millones.
El resultado de esta situación, la no existencia de canales legales, echa a los refugiados al mar en manos de los traficantes.
Alternativas:
5- Usar todas las posibilidades legales para la emisión de Visados Humanitarios en embajadas y oficinas consulares para que refugiados puedan pedir entrada a la UE de forma segura y legal, y trasladarse en un ferry o un avión.
6- Aplicación de la Directiva Temporal de Protección 2001/55/CE, que permitiría a refugiados acogerse a un permiso de residencia limitado temporalmente, con permiso de trabajo y cobertura médica. El Parlamento ya ha pedido en distintas ocasiones usar esta Directiva para afrontar el drama sirio.
7- Abrir un programa específico de reasentamiento con cuotas obligatorias para cada Estado Miembro. Pactar con ACNUR el número de plazas, para dar salida a la urgencia de reasentar a por lo menos 130.000 personas, el mínimo que reclama la agencia.
8- Extender al máximo de las posibilidades legales la reunificación familiar, los programas privados de acogida y las posibilidades de visados de estudio y de trabajo para personas en necesidad de protección internacional.
9- Relocalizar refugiados en distintos países de la Unión Europea para un reparto más justo de la acogida y aligerar la presión en algunos estados miembros. Pedimos a la Comisión y a los Estados Miembros que hagan uso de los artículos 33 y 36 de la Regulación de Dublín para presentar una propuesta ambiciosa en este sentido.
10- Una revisión urgente del programa de Dublín para facilitar el sistema de acogida de refugiados en el que se tenga en cuenta el país donde tengan lazos familiares, comunitarios o mejores perspectivas de empleo para mejor así sus perspectivas de integración. Y una mayor agilidad en la transposición de la directiva europea del sistema de asilo.
Parte importante del problema en la frontera es la ausencia de una política común de asilo, pero también de una política de inmigración integral, que de respuestas coherentes y comprehensivas a un fenómeno global como es la movilidad de las personas. Por eso, además de las acciones que apunto aquí destinadas a dar respuesta inmediata a la crisis actual de refugiados y a replantear el sistema europeo común de asilo, sería bueno ir más allá, y revisar también la política de inmigración europea. Eso requeriría de un nuevo artículo. Pero avanzo cosas que podrían hacerse de modo más inmediato para facilitar soluciones más a largo plazo.
Otras medidas
11- La mejor manera de luchar contra los traficantes es con una mejor cooperación entre EUROPOL, EASO y EUROJUST, pero sobretodo dando vías de entrada legales a los refugiados.
12- Revisar aquellos aspectos de la política comercial, agrícola, de pesca que suponen una causa estructural de los flujos migratorios de raíz económica, tal y como establece el artículo 208 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.
13- Abstenerse de crear centros de retención en los países del sur y de emprender acciones militares en el sur. La idea de bombero de destruir barcos en la costa libia que propuso el Consejo la semana pasada es una locura. La medida va a aterrorizar a la población de la costa libia y a los pescadores. La legalidad será difícil de conseguir: parece poco probable que los libios (¿quién?) vayan a permitirlo, ni que el Consejo de Seguridad dé su visto bueno a una operación de este tipo. Y por último: muchas de las embarcaciones que se usan son robadas a pescadores libios. ¿Cómo diferenciar entre embarcaciones de traficantes y las de pescadores? Es absolutamente imposible. Terminaremos destruyendo embarcaciones que se usan para la pesca (provocando víctimas seguras) empobreciendo más aún a la población. En cualquier caso es una medida del tipo absolutamente neocolonial que debe ser rechazada.
14- Fomentar el diálogo y la cooperación con los países vecinos del sur mediterráneo, apoyando a aquellos que están asumiendo gran parte del coste de atender refugiados en sus territorios.
Conclusión: Los recursos que tenemos al alcance los más de 500 millones de europeos son amplísimos para detener la sangría en el Mediterráneo y dar un giro de 180 grados de esta política criminal Requiere simple y llanamente voluntad política. Que no nos digan que no hay alternativas, ¡claro que las hay!