Artículo Publicado en Pasos a la Izquierda
Familias, mujeres, hombres, jóvenes, niños siguen arriesgando su vida para llegar a Europa, personas aturdidas por un viaje lleno de horrores siguen pasando frio en las calles de países europeos, enlatadas en centros de refugiados o esperando en las puertas de Europa. Mientras tanto, las imágenes de este drama han sido sustituidas por el discurso del miedo, por las imágenes de vallas construyéndose tanto dentro como alrededor de Europa, por restricciones de movimientos y recortes de derechos. De acuerdo con la sentencia del último informe de Médicos Sin Fronteras1, el año 2015 “será recordado como el año en que Europa falló catastróficamente en su responsabilidad de responder a las necesidades urgentes de asistencia y protección de centenares de miles de personas vulnerables”.
¿Pero que ha hecho la Unión Europea durante esta crisis? ¿Cuáles son las medidas propuestas y porqué han fracasado? Se calcula que en 2015 llegaron a Europa por mar y por tierra 1.122.907 personas2, mientras que 3.771 murieron o desaparecieron en el Mediterráneo3 (en lo que llevamos de 2016, ya han perdido la vida 374 personas más4). La respuesta de la UE y de los estados miembros ante el drama de esta nueva realidad ha sido del todoinsuficiente, por no decir vergonzante. Tras numerosas cumbres de gobiernos y ministros de los estados, las políticas propuestas no se están implementando correctamente, van demasiado lentas o distan mucho de avanzar en la buena dirección. El desbordamiento y colapso de los países fronterizos, las pésimas condiciones de los centros de acogida, los numerosos retornos, el levantamiento de muros, la reintroducción de controles fronterizos, la externalización de las fronteras a países como Turquía y la creciente vulneración de los derechos de los refugiados denotan no soloel claro fracaso de la política europea de inmigración y asilo (SECA), sino también, la grave crisis de los pilares fundamentales de la UE.
En Mayo de 2014, la Comisión Europea presentó la Agenda de Migración, la principal respuesta de la UE a la crisis actual. Una de las principales medidas de esta agenda era la creación del conocido mecanismo de redistribución, que tenía por objetivo repartir, después de varias propuestas y divergencias entre estados, 160.000 demandantes de asilo de forma equitativa entre los estados de la UE. Este mecanismotenía como objetivo contrarrestar la falta de solidaridad introducida por el reglamento de Dublín,queotorga al primer país de entrada, generalmente Grecia o Italia, la responsabilidad de la acogida del solicitante. Lamentablemente,la propuesta de reparto equitativo, la más prometedora de las realizadas por la Comisión, no se está implementando correctamente. En un primer momento, los estados miembros iniciaron una especie de “subasta”con la Comisión Europea sobre las cuotas de reubicación,con el objetivo de reducir el número de refugiados que se comprometían a reubicar. Posteriormente, los estados impidieron que el mecanismo de reubicación fuera permanente y obligatorio, relegándolo a ser excepcional y voluntario. Y lo que es aún más indignante, del compromiso adquirido de reubicara 160.000 personas, solo 331 refugiados han sido realmente reubicados5 en toda Europa. Del compromiso adquirido porEspaña, hasta la fecha, solo 18 han llegado a su territorio6.
Si ubicamos estos números en su contexto, la inacción y la falta de voluntad política aún resultan más alarmantes: la cantidad de 160.000 refugiados que han aceptado los estados es extremadamente baja al compararlo con elmás de un millón de demandantes de asilo y más si tenemos en cuenta que, por ejemplo, las cuotas de reubicación y reasentamiento aceptadas por España significantan soloalrededor del 0,03% de las personas desplazadas en el mundo. ¿De verdad un continente como Europa con más 507 millones de personas no puede asumir la acogida de estos refugiados? Algo similar ha sucedido con la propuesta de la Comisión Europea de reasentar 20.000 refugiados. De esta propuesta, siendo ya una cifra muy baja (ACNUR informó que más de 200.000 personas están esperando a ser reasentados), solo 779 han sido realmente reasentados7.
La cantidad de 160.000 refugiados que han aceptado los estados es extremadamente baja al compararlo con el más de un millón de demandantes de asilo
Las instituciones de la UE y de sus países miembros tampoco han sido capaces de cumplir otros compromisos fijados por la Agenda de Migración como la decisión de aumentar los recursos para la asistencia dedicada a la crisis de refugiados en Oriente Medio y el cuerno de África (dividido entre diferentes programas como Africa Trust Fund, Syria Trust Fund, el programa Mundial de Alimentos y ACNUR) o la creación de “hot spots” en Italia y Grecia para mejorar la recepción de los miles de refugiados que llegan a estos países. A mediados de enero, de los 2,800 millones deeuros de asistencia financiera comprometidos por los estados miembros, tan solo sehan puesto a disposición 575 millones, una quinta parte de lo acordado8. También debemos remarcar que las instituciones de la UE han contribuido concantidades muy superiores a las aportadas por los estados. Finalmente, de los 11 “hot spots” acordados, solo uno en Grecia y dos en Italia están actualmente en funcionamiento9.
Las condiciones de acogida de los refugiados y las pocas iniciativas para mejorarlas son también muy preocupantes. Debemos remarcar quemuchos de los centros de acogida y de tránsito no cumplen los estándares mínimos de centros de recepción: no cuentan con infraestructuras sanitarias adecuadas, no están acondicionados para el invierno, no tienen personal experto para recibir y acoger a personas que han sufrido graves traumas y no están preparados para proporcionar educación a los numerosos niños que residen en ellos durante meses. Mujeres víctimas de violencia o niños sin acompañantes no son identificados ni asistidos debidamente y además, los centros no tienen capacidad para iniciar los protocoles necesarios para luchar contra la trata de personas. La terrible noticia que conocíamos recientemente sobre la desaparición de 10.000 niños en Europacontrasta con el hecho que en la Agenda de Migración, la única acción dirigida a los niños está situada en un pie de página.
En relación a la gestión de las fronteras exteriores, la Comisión Europea también ha realizado muchas propuestas, aunque todas han estado dirigidas a militarizar y externalizar las fronteras bajo la perspectiva de garantizar la seguridad, aunque fuese a costa de no respetar los derechos humanos y las normas de asilo. Con este pretexto, se está construyendo una verdadera fortaleza europea. El primer paso hacia esta dirección se tomó cuando la Comisión decidió suspender la operación de Frontex Mare Nostrum, que tenía por objetivo buscar y rescatar embarcaciones a la deriva en el Mediterráneo, por otra operación, cuyo único objetivo esproteger la frontera.
Una de las principales iniciativas de la Comisión en este campo, ya esbozada también en la Agenda de Migración, ha sido el paquete de medidas presentado el pasado diciembre para convertir Frontex en una nueva guardia para las costas y las fronteras europeas. Esta propuesta, que no da respuesta a la crisis de los refugiados, otorga grandes poderes y recursos a estos futuros guardianes con el objetivo de expulsar migrantes y frenar los flujos migratorios. Es decir, algunos demandantes de asilo podrían ser devueltos a su país incluso antes de llegar a la frontera de la UE. Esta medida supone también un paso más hacia la militarización de las fronteras ya que la UE podrá enviara sus agentes a cualquier país, incluso sin tener el consentimiento del estado.
En este sentido, parece absurdo que la UE refuerce Frontex en lugar de crear los canales legales y seguros para entrar en Europa, otorgar visas humanitarias, aumentar las cuotas de reasentamiento y reforzar la Oficina Europea de Apoyo a Asilo. Es destacable remarcar que desde el año 2000, la UE ha gastado 13.000 millones de euros en controles fronterizos, mientras que los beneficios generados por las mafias en relación al tráfico de personas han ascendido a 16.000 millones de euros10. Los dirigentes europeos están empeñados en no darse cuenta de que por mucho quese invierta en cerrar fronteras, las mafias siempre encontraran nuevas rutas, eso sí, más caras y peligrosas, para entrar en Europa.
Finalmente, y con la misma dinámica, la UE también está decidida a seguir externalizando las fronteras, es decir realizando pactos con terceros países, como Turquía o algunos países africanos, para que a cambio de acuerdos millonarios, acepten el encargo de frenar los flujos de migrantes. Es inaceptable que países como Turquía, donde el respeto de los derechos humanos no está garantizado, sean los que decidan quién puede entrar a Europa y quién no.
Parece absurdo que la UE refuerce Frontex en lugar de crear los canales legales y seguros para entrar en Europa, otorgar visas humanitarias, aumentar las cuotas de reasentamiento y reforzar la Oficina Europea de Apoyo a Asilo
Los inicios del año 2016 no parecen más prometedores. De hecho, estamos siendo testigos de la introducción por parte de estados miembros de la UE de leyes y de acciones que ponen en riesgo y vulneran los derechos de los refugiados o demandantes de asilo. El papel que están jugando muchos estados en esta crisis es lamentable.Como ejemplo, el caso deHungría, que tipificó como delito criminal la entrada ilegal a su país y fue el primer país en levantar una valla con Serbia y después con Croacia, haciendo casi imposible la entrada de los refugiados. También Eslovenia construyó una valla en la frontera de Croacia y Austria enla de Eslovenia. Estos últimos meses también hemos visto la aprobación de leyes impensables hace pocos años sobre la confiscación de bienes a los refugiados en Dinamarca (que ya existía en suiza y en algunos estados alemanes) y la introducción de medidas contrarias a la acogida por parte de países como Suecia, Austria, Dinamarca o Noruega. Parece que ciertos estados europeos estén iniciando una competición para poner más impedimentos a los refugiados con el objetivo de frenar su intencióndepedir asilo en su país. La última reunión de los ministros de exteriores del pasado enero reafirma esta tendencia: en lugar de afrontar de forma conjunta y solidaria la crisis humanitaria que vive el continente, sus propuestas solo ponen “parches” a la situación, cerrando fronteras exteriores y abordando principalmente la crisis del espacio Schengen.
En lo que queda de año, muchísimas personas seguirán arriesgando su vida para llegar a Europa, y ninguna de las políticas restrictivas de la UE conseguirá frenarlas. Las nuevas trabas y dificultades que Europa pondrá a las personas que huyen de sus países para salvar su vida solo conseguirán hacer mucho más dramática su huida. El próximo abril, la Comisión Europea presentará su propuesta de revisión del sistema de Dublín y allí podrá verse si Europa tiene la intención de crear un sistema de asilo europeo coherente y solidario, con una verdadera oficina de asilo comunitario, o seguirá obcecada en reforzar Europa como fortaleza, olvidando toda dimensión humanitaria y de respeto a los derechos de las personas. En el fondo de todo elloestá en juego el destino del proyecto de la UE, una unión que pretendía fundamentarse en el respeto de los derechos humanos, la cooperación y la solidaridad.