El joven diplomático y economista que ocupará el número tres de la lista conjunta entre IU e ICV para los comicios de mayo asegura que “ser anticapitalista hoy es luchar por una Unión Europea fuerte” que construya su propia fiscalidad.
A diferencia del resto de los candidatos de los distintos partidos para las elecciones europeas del 25 de mayo, Ernest Urtasun (Barcelona, 1982) lleva de precampaña desde diciembre. Fue entonces cuando resultó vencedor de las primarias de su partido, ICV, al lograr más votos que su rival Salvador Milà. Economista y diplomático, a sus 31 años ya acumula experiencia política con los ecosocialistas y dentro de la familia verde europea. La entrevista con Público tuvo lugar el pasado miércoles en la sede madrileña del diario.
Compaginar la diplomacia y la política, ¿es ahora más necesario que nunca?
Quizás sí, porque los grandes retos del país nos los jugamos en Europa y, por lo tanto, nuestra capacidad de tejer redes y alianzas internacionales es más necesaria que nunca. La ofensiva del capitalismo que estamos viviendo ahora en España está muy vinculada con la Unión Europea, y la izquierda ahora mismo no se puede limitar a dar la batalla en el marco catalán o español sino que tiene que darla a nivel europeo. Desde ese punto de vista si siempre ha sido importante tejer alianzas y tener plataformas europeas, ahora es vital.
También es usted economista. Habla de cambiar Europa. ¿Hacia dónde?
Me da la sensación de que la política de austeridad aplicada al mismo tiempo en todos los estados de la UE lo que ha hecho ha sido agravar la crisis y retrasar la salida. Otro tipo de política, como se ha visto en EEUU, ha permitido crear empleo mucho más rápido. Lo que yo veo es que esa política de la UE no ha sido sólo errónea, ha sido además deliberada. La oligarquía y la derecha han querido empezar a desmantelar parte del Estado del bienestar que existe en Europa. Algunos han visto esta crisis como una manera de desmantelar eso, y han aplicado una política suicida que ha generado una situación intolerable.
¿Cuál sería la alternativa?
Necesitamos otro tipo de política monetaria que sea mucho más expansiva de la que hemos tenido. Y también otra política fiscal. Los calendarios de consolidación fiscal que tenemos ahora mismo se deben cambiar. No sirven para nada porque están empeorando las cosas. A más a largo plazo debemos darnos cuenta de que la estructura de Gobierno de la eurozona es una auténtica catástrofe. Debemos plantearnos ir hacia un cambio de los tratados europeos para hacer una gobernanza del euro más racional y que permita que la política económica pueda estar más al servicio de la ciudadanía. Pero la batalla esencial es la construcción de la fiscalidad europea.
Hay quien cree que todos estos cambios no se pueden hacer dentro de la Unión Europea, porque es una estructura neoliberal.
La UE está entregada al neoliberalismo, pero la salida no es la ruptura de la UE, entre otras cosas porque hoy en día la única manera que tenemos de hacerle frente al capitalismo es tener un poder público fuerte. Eso es solo posible dentro de la Unión Europea. A mí me gusta decir que ser anticapitalista hoy es luchar por una Unión Europea fuerte, porque el capitalismo financiero globalizado se come al viejo Estado nación. Un ejemplo claro es la subida de la prima de riesgo que hubo hace unos años en España. Esa subida no era otra cosa que la expeculación masiva de los grandes mercados financieros con la deuda pública española. Frente a eso el Estado estuvo completamente a la intemperie, incapaz de reaccionar y completamente desbordado.
¿Teme que las fuerzas euroescépticas e incluso xenófobas tengan una posición determinante en el futuro Parlamento Europeo?
No creo que sean determinantes, pero por primera vez sí tendremos una fuerza de extrema derecha con capacidad de presentar iniciativas en el Parlamento Europeo. Hay una oferta electoral coordinada europea, liderada por Marine Le Pen y por Geert Wilders, y se nos va a colar en el Parlamento Europeo pero no creo que vaya a marcar la agenda europea aunque sí va a poder incidir. Debemos ser conscientes de que es la austeridad la que da fuerza a la extrema derecha. En la historia europea cuando se rompe el pacto social es cuando aparecen los monstruos, y aquí estamos hoy.
Las encuestas vaticinan una victoria socialdemócrata. ¿Se darían ustedes por satisfechos con ese cambio?
El gran riesgo que hay con la mayoría en el Parlamento Europeo es que se repita lo que hemos tenido en los últimos treinta años, que es una gran coalición entre el PP y los socialistas. Mucha gente se pregunta quién gobierna en Bruselas, y lo cierto es que hay un Gobierno, que es una gran coalición. De hecho Martin Schulz, el candidato de los socialistas, es el presidente del Parlamento Europeo con los votos del PP. Catherine Ashton fue elegida con los votos de la gran coalición, Barroso tuvo los votos socialdemócratas, los presupuestos de la UE fueron votados por la gran coalición… Ese es el Gobierno de facto. El gran reto de la izquierda alternativa es romper eso. Por eso yo tengo la intención de interpelar mucho a los socialistas en la campaña y decirles: ‘Martin Schulz, ¿para qué mayoría? ¿para repetir lo que ya tenemos y lo que hay en Alemania o para construir una alternativa de izquierdas?’. Si es para esto último nos encontraremos.
Lo cierto es que parece que la izquierda vuelve a estar fragmentada. Sus candidatos para presidir la comisión son los del Partido Verde Europeo (Ska Keller y José Bové), mientras que para sus compañeros de lista de IU es Alexis Tsipras.
A nosotros nos gustaría que hubiera una confluencia entre verdes e izquierda unitaria. De hecho, [el aún eurodiputado de ICV] Raúl Romeva ya cuando entró en el Parlamento Europeo en 2009 hizo una propuesta para que hubiera un grupo único. Hubiera sido mejor que hubiéramos encontrado a un único candidato para presidir la comisión. Pero no ha sido posible y en esta dicotomía entre verdes e izquierda unitaria es evidente que ICV está en la familia los verdes. Pero trabajamos mucho con Syriza y vemos con toda la simpatía del mundo la candidatura de Tsipras. El trabajo de ICV será para conseguir la confluencia de los dos espacios.
Dice que ICV está en la familia de los verdes. ¿Por qué ICV no va con Equo en las primeras elecciones en las que una formación estatal pretende representar a la familia verde también en Europa?
Nosotros vamos a volver a proponer un grupo unitario. Es difícil pero lo vamos a volver a intentar. En el caso de que no hubiera grupo unitario es verdad que lo más probable sería que nosotros volvamos a estar en el Grupo Verde. Nuestra voluntad como ICV ha sido intentar ser capaces de articular una única candidatura. Pero no ha sido posible y esperamos que en próximas elecciones pueda configurarse. De todas formas tengo que decir que yo estoy contento con la lista que hemos conformado con IU. Hemos logrado hacer una candidatura abierta a movimientos, al sindicalismo y con la incorporación de Anova.
¿Qué es lo que une a ICV y a IU al margen de intereses electorales?
Muchísimas cosas. Seguramente la voluntad de construir una Europa distinta. Eso es lo que nos ha llevado a la confluencia en estas europeas pero no sólo entre nosotros, también con el resto de los miembros de la lista. Nos une la necesidad de un cambio radical en las políticas europeas. Un punto de nuestra tarea en común es el grupo parlamentario en el Congreso, que creo que nos ha funcionado muy bien. Ante el desbarajuste que existe en el PSOE la voz más potente contra todo lo que está pasando en España es la de la Izquierda Plural.
Izquierda Abierta ha impugnado su lista. Dice que es un “desprecio a la democracia” y que en su confección podría haber habido un fraude de ley.
Esos son debates internos de IU en los que prefiero no meterme.
Pero ellos van en la misma lista que usted.
Pero son debates internos de IU. Nosotros hicimos nuestro propio proceso de elección de candidatos e IU ha hecho el suyo. Sobre eso llegamos a un acuerdo.
También han salido descontentos sus socios por excelencia en Catalunya. Quien encabezaba la candidatura de EUiA, Gerardo Pisarello, ha decidido finalmente no presentarse por no sentirse bien tratado con el puesto asignado por IU.
La opción de Gerardo Pisarello era una buena opción. Desde ICV no hemos podido participar mucho en todo el proceso. La lista ha sido fruto de la propia dinámica de IU y por lo tanto sólo hemos sido espectadores. Era una opción que no se ha podido materializar pero, en cualquier caso, yo con Gerardo tengo una muy buena relación personal y tengo actos previstos con él que se van a mantener.
Hablaba de la convergencia de la izquierda. Pero ¿cómo ve usted la convergencia entre la izquierda y los movimientos sociales?
Estamos en un tiempo de cambio político en España y en Catalunya. El sistema de partidos ha implosionado y eso tiene mucho que ver con la caída del bipartidismo. Tendremos que acostumbrarnos en los próximos años a que la situación de la izquierda vaya a ser muy dinámica. Ya no va a ser una situación tan estática como la que hemos conocido, es decir, de una IU y una ICV de un 5% y un PSOE hegemónico. Eso se ha terminado y creo que el reto que tenemos las formaciones de izquierda que llevamos muchos años en las instituciones es entender esto y abrirnos a los nuevos movimientos y partidos que surjan. Si no lo hacemos, fracasaremos.
¿Pero esa convergencia es posible?
Es posible y es necesaria. También creo que nos pilla muy temprano todo esto. Están pasando muchas cosas y muy rápido y seguramente el ir cuajando una alternativa todos juntos tardará un poco de tiempo. Será un proceso dinámico. No creo que hayamos dado en las europeas un portazo a todo esto. Nuestra lista es de apertura y esto es muy positivo. Podríamos haber hecho más seguro pero lo importante es que en la próxima intentaremos hacer aún más de lo que hemos hecho, que es mucho.
Parece que las primarias están de moda. ¿Por qué este método es mejor que otros?
Nosotros llevamos haciendo primarias muchísimo tiempo. Creemos que es un método democrático que permite que los candidatos no sean elegidos a dedo.
¿Considera compatible esta idea con el hecho de que personas de su misma lista no sean escogidas por este mismo método?
El sistema de elección de candidatos de IU lo debe decidir IU. A partir de la elección de cada uno es cuando llegamos a un acuerdo.
Entiendo que no es un asunto capital para ustedes, porque otras formaciones como Equo y Podemos si finalmente no llegaron a un acuerdo fue precisamente porque IU se negaba a hacer primarias.
Nosotros tenemos nuestra manera de hacer en la elección de candidatos pero somos respetuosos con la del resto.
¿Cuál debe ser la voz de Catalunya en Europa?
Deben ser dos cosas. La primera debe alertar de que la situación que vive Catalunya es de gravísima crisis social y que esta tiene un marco europeo. Además, también tiene que ser una voz para explicar que Catalunya quiere votar sobre su futuro político y que eso puede realizarse. A mí me gusta decir que yo quiero ser una voz catalana para luchar contra la troika, lo cual significa que quiero ser una voz que combata esas políticas económicas y que a la vez sea una voz útil para explicar la situación de Catalunya respecto a su futuro.
Les hemos visto a ustedes en la foto con CiU, con ERC y con CUP respaldando la consulta de noviembre. ¿En qué se diferencian respecto a estas fuerzas en lo que tiene que ver con el debate soberanista?
Estamos en la foto con el 80% de la población catalana que quiere la consulta. Esa es la foto en la que estamos. Y desde ese punto de vista estamos cómodos. ICV no puede estar en otro lado. Pero evidentemente nosotros con CiU tenemos modelos de país que no tienen nada que ver. Durante la campaña voy a recordar mucho que el candidato a presidir la Comisión Europea de CiU, uno de los dos, es Olli Rehn, que ha sido el capo de la troika estos cinco años. En materia de política europea estamos en el bando opuesto. CiU está con la troika y nosotros estamos por la alternativa.
¿Es de los que cree que si se reconoce al pueblo catalán el derecho a decidir crecerá la posibilidad de que el pueblo catalán decida quedarse dentro del Estado?
La ciudadanía de Catalunya quiere poder votar y debe poder hacerlo, y eso lo debemos defender todos. Soy un federalista que también es demócrata y que por tanto entiende que mucha gente —incluso que milita dentro de mi partido— que quiere votar a favor de la independencia debe poder hacerlo. Si de España viniera una oferta de superar lo que fue el marco constitucional del 78 y de avanzar hacia un Estado que realmente reconozca la plurinacionalidad evidentemente en Catalunya podrían ocurrir cosas. El principal alimento del independentismo es el inmovilismo del PP.
Parece que el Gobierno no va a hacer nada. ¿Qué va a ocurrir entonces en noviembre?
Vamos a apretar para que se pueda votar en noviembre. No quiero anticipar escenarios pero es evidente que el PP va a utilizar todos los medios posibles para impedirlo, tanto políticos como judiciales, pero no vamos a anticiparnos. Vamos a dejar que todo el proceso siga su cauce.
¿Cómo ven el hecho de ser el partido de acogida de algunos sectores críticos del PSC?
Nosotros hemos hecho una asamblea hace poco (Ara es demà), en la que hemos hecho un esfuerzo para abrirnos. En primer lugar hacia esos movimientos sociales que antes mencionábamos, que vinieron muchos. También vinieron muchos socialistas desencantados no sólo con que el PSC no esté con la consulta sino con lo que ha significado la política del último Zapatero, de recortes, de reformas laborales etc.